domingo, 7 de junio de 2009

Pochoclos mágicos (el sueño de maxi )


Maxi siempre dice la verdad. Ya no es un chico, pero le gustaba esa costumbre y se la quedó.

A la gente no le gusta escuchar ciertas cosas, pero el se empecina en decirlas.

Le dijo a su vecina Marta que estaba más gordita y a Ramona que la tintura caoba no la favorecía, ellas lo miraron mal, pero en el fondo sabían que tenía razón.

Un día iba caminando por la vereda cabizbajo y cuando estaba por entrar a su casa se topó con un nene muy rubio y blanco con los cachetes muy colorados por haber llorado durante horas; le dio pena; se agachó y lo abrazó.

El nene le dijo al oído: gracias, nunca me habían dado uno de esos, son lindos los abrazos. A Maxi se le erizó toda la piel y se le pusieron brillosos los ojitos, lo tomó de la mano y lo llevó a la placita de la otra cuadra a tomar un poco de aire.

Después de una larga charla sobre robots y naves espaciales, el pequeño le confesó que había estado llorando por culpa de unos nenes más grandes que lo insultaban y golpeaban en el colegio.

Me lo hubieras dicho antes! Porque no empezaste por ahí?! le dijo Maxi, yo tengo un remedio infalible para eso. Ves el pochoclero que esta allá? Bueno, el tiene unos pochoclos mágicos que cuando los comes te haces fuerte y ya nadie se puede burlar de vos. Tomá le dijo dándole unas monedas, y el nene fue corriendo en busca de sus pochoclos mágicos.

Al día siguiente Maxi fue a la salida del colegio, se acercó al grupo de chicos malos y les dijo algo al oído, no volvieron a molestar nunca más al rubiecito.

Maxi volvió contento caminando a su casa, y al cruzarse con Marta y Ramona escuchó que cuchicheaban que había un rumor de que en el colegio del barrio había un nenito rubio al que nadie se atrevía a molestar porque estaba poseído por el diablo, Maxi se rió por dentro y se fue a la plaza a comer pochoclos.

Maxi siempre decía la verdad, pero esta vez prefirió perder la costumbre.